Alguien que no me conoce, me dejo el comentario de arriba
hace unos días atrás en un post y yo quiero añadir “Sé tú, no lo olvides no importa
cuánto la hayas cagado”
Estoy aprendiendo de mis baches y, gracias a ellos, tengo la
oportunidad de ser consciente y tomar acción al respecto.
En el anterior post, les conté que los ajos eran una
estrategia de choque (no curación) que la terapeuta me recomendó para cambiar un
momento de ansiedad muy fuerte….pues bien, allí estaba yo un sábado de camino a
casa, venía de visitar a Manuel en el hospital, planificando una ruta de compras de cantidades gigantescas de
chocolate, galletas, etc. Y como iba a “disfrutar” en casa sola, sin que nadie
me viera.
De repente, antes de entrar al metro, me di cuenta de que
justamente lo estaba haciendo porque estaba sola, pero que no era la sensación
que quería. Además estaba tan cansada que, un rato antes, me había quedado
dormida con Manuel en su cama de hospital…
Reconocí rápidamente mis “activadores”: cansancio, tristeza
por soledad y aburrimiento y decidí comer un ajo…fue tan asqueroso, que me puse
a llorar pero no de rabia, sino porque picaba muchísimo la lengua y no tenía agua….
¿por qué me lo habré comido por qué? Era lo único que pensaba y el dolor de la
lengua por ese sabor tan fuerte.
¡Funcionó! Porque se me olvidó por completo todo el plan
anterior…ojo, yo no estoy diciendo que lo hagan si tienen ansiedad, digo que a mí
me funcionó…unas hora después pude darme cuenta de que realmente tenía hambre,
que no era solo antojo y decidí prepararme algo mientras me lo decía en voz
alta. No sé por qué, pero fue como cuando le explicas a un niño pequeño que
comida le estás haciendo, pues igual hice conmigo, me calmé totalmente y saboreé esa comida…
Días después, se lo conté a la terapeuta y le pregunté ¿cómo
sabré cuándo quiero comer un chocolate por ansiedad y cuándo por el placer de
disfrutarlo? Y ¿si estoy tan cansada pero no puedo descansar en ese momento qué
hago?
La respuesta a la primera pregunta, me surgió sola: ansiedad
es deseo de acabar ese chocolate rápidamente, disfrutarlo me llevará más
tiempo, mis respiraciones serán diferentes, mis pensamientos también, con
ansiedad “necesito” y si voy a disfrutarlo simplemente lo quiero.
Para la segunda respuesta, pues me enseñó una técnica exprés
de meditación que se basa simplemente en respirar y dejarse llevar mirando el
agua de una botella. Esto tan simple pretende distraer y me recordó a otra técnica
que usaba y retomaré, mirar fijamente un objeto o escenario y describir cada
detalle mentalmente….el foco se aleja del cansancio o lo que incomoda.
Sé que el éxito, en mi caso la recuperación, no vendrá de la
noche a la mañana porque es que además llevo años con el mismo hábito, mi cerebro
ya sabe como funcionar desde la zona de confort… y después de esa pequeña
victoria, he tenido derrotas. Hay días en los que ni siquiera sé si me está
sirviendo la terapia o me siento incapaz de poner en práctica algunas de las herramientas.
Pero como me dijeron en ese comentario: “Sé tú, no lo olvides”
y como parte de ser yo, es ser testaruda jaja pues no me voy a dar por vencida, mi desafío será
darme cuenta cuando mi cerebro quiere volver allí para actuar como ya sabe, cuando
se siente triste o cansado.
Voy a enfocarme en 3 cosas que, pienso nos vendría bien a
todos practicar:
1.
Hacer
un detox de pensamientos negativos. En vez de decir “ es muy difícil para mí
cambiar” usaré “yo puedo y quiero aprender a gestionar mi alimentación” en vez
de pensar “perder peso es lo más importante” diré “acepto mi cuerpo como es y
quiero mejorarlo”
2.
No
me castigaré por las caídas y si me halagaré por los logros por mínimos que me
parezcan.
3.
Me
trataré como a una niña que quiero mucho, porque acaso le diría: eres estúpida?
O tonta? Pues no, entonces tampoco me merezco esos insultos
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